Los de Atrás vienen conmigo...

No siempre tenemos lo que queremos y deseamos. A veces tenemos que arreglarnos con las migajas que la vida nos regala, levantarlas del piso y apilarlas cual castillo de naipes en día ventoso.
Pero nos arreglamos, nos cargamos la mochila y le damos para adelante, algunas veces equivocándonos, otras acertando casi sin querer, pero apostando siempre fuerte a ganador o jugando a perdedor, depende el día.
Acarreamos falsos valores y tratamos de no perder el eje, centrarnos en lo tangible para no robarle una chance más al destino.
Lo bueno es que no siempre estamos solos en la patriada y casi con orgullo le decimos a quien sea que tengamos por delante, mirando para atrás con un movimiento imperceptible del rabillo del ojo: los de atrás vienen conmigo…
Y empezamos a sentirnos como parte de la rueda de la vida.
Aunque duela en compañía.