Estroboscópica

Días atrás mi amiga D me llamó muy preocupada por lo que ella denomina mi situación pulmonar.
Había recibido un mail con la invitación a una meditación y quería que fuera con ella porque estaba segura que el participar de algo así iba a mejorar mi condición.
Si bien no soy reticente a esas cosas, ya que tuve algunas experiencias positivas en el pasado con todo lo relacionado con el tema, debo confesar que no me terminó de cerrar la propuesta, sobre todo porque no la entendía demasiado.
El asunto era así: formar parte de una sincronización de luz y sonido para lograr la apertura dimensional en cuatro etapas:

- La primera , muy tranquila, con una respiración rítmica para producir un cambio en mi estado mental ( hasta acá vamos bien)
- La segunda con el acoplamiento de una luz azul parpadeante estroboscópica, encargada de enviar destellos lumínicos a los ojos acompañada de sonido ( se me empieza a complicar con una luz que desconozco)
- La tercera conlleva el movimiento de energías internas ( me perdí mal)
- La cuarta, meditación profunda ( me encantaría)

Como no se pierde nada con probar, D y yo fuimos muy esperanzadas a encontrar nuestro centro en Palermo, en taxi claro, tratando de cansarme lo menos posible.

Al llegar al lugar, pagar y entrar vimos que estaban todos sentados en círculo y que en el medio había un cono de papel muy duro sosteniendo una lucecita (la estroboscópica al parecer) que estaba apagada.
La profe puso una música que semejaba latidos de corazón, bastante reconfortante debo reconocer.
Comenzó su disertación aseverando que la meditación era muy dura y muy profunda y que la energía iba a seguir trabajando luego de esta experiencia (confieso que me asusté un poquito cuando lo dijo, no estoy para cosas fuertes últimamente)
Había que dejar la cabeza (¿?) y convertirse en energía; nos hizo parar frente a frente con el compañero que teníamos al lado (D), mirarlo a los ojos e imaginarnos que era nuestro peor enemigo.
Acá empezó el problema...Tanto D como yo no creemos tener enemigos y perdimos unos cuantos minutos tratando de buscar alguno y ponerle rostro en nuestra mente.
Pensamos y pensamos….
Nada
En lo personal traté de pensar en mi lado oscuro, en algún ex novio, pero…
Nada
Me sentí ( y creo que a D le pasó lo mismo) como una especie de Bambi en el medio de la ciudad, cruzando la 9 de julio en el medio de un piquete con quema de gomas incluídas.
El problema es que a nuestro alrededor había varios que suspiraban fuerte ( probablemente desahogándose de un karma de otra vida) y nos desconcentraban a D y a mí en la urgente búsqueda de algún enemigo que seguía sin aparecer.

Conversación entre susurros:

- Qué hacemos? ( preguntó D)

- No se me ocurre nada, estoy en blanco ( le contesté)

- Si nos peleamos entre nosotras? ( preguntó D tratando de encontrar una solución al dilema)

- No me parece ( le contesté con firmeza)

- Bueno…a lo mejor lo del enemigo no es tan importante ( me dijo D)

- Ya sé, ya sé…Mi pulmón! ( le dije muy convencida)

- Ni se te ocurra, no es tu enemigo, solo está dañado y es parte tuya ( se enojó mal D)

Pasamos a la segunda parte de la meditación con un poco de culpa por no encontrar una persona a quien odiar; la profe puso una música extraña y encendió la tan preciada luz estroboscópica (como un reflectorcito)

Miren fijamente hacia la luz y vacíen su mente (dijo)

Mi mente empezó a divagar pensando cosas como no vayas hacia la luz, volvé vir, quedate entre nosotros (mucha película tengo encima)

- Cómo se hace D? ( le pregunté)

- Qué se yo! No pensar en nada, supongo ( me contestó)

- Pero si pienso en nada estoy pensando… (aclaré)

- Estamos en problemas…Tampoco puedo (confesó D)


Mientras tanto la profe se quedó en un rincón en posición de Buda.

Probablemente porque me quedé mirando la lucecita demasiado tiempo, los ojos comenzaron a arderme, todo empezó a hacerse más oscuro ( efecto de la luz, supongo) y comencé a sentir que se me comprimía el pecho.

Le dije a D:

- Me parece que esto es muy bueno pero no para este momento (le susurré)

- Te sentís mal? ( se preocupó D)

- Me quiero ir ( dije puchereando)

D buscó con la mirada a la profe para tratar de hacerle una seña sin molestar a los demás que estaban en plena meditación. Ella seguía sin pestañear en la misma postura.

- Vir, me parece que se quedó dormida ( me dijo D)

- No, no creo…es parte del ejercicio ( dije con dificultad)

- Para mí que se desprendió de su cordón de plata y se fue de viaje ( acotó D)

- Que vaya donde quiera… Esto HOY no es para mí ( me levanté junto con D lo más silenciosamente que pude)

Mientras nos dirigíamos a la puerta sin que nadie notara que nos íbamos la luz fue bajando y la música se fue apagando lentamente. Todos salieron de su estado y se fueron levantando. La profesora se percató que nos íbamos y nos dijo:

- No terminó ( muy suavemente)

- Es que mi amiga se siente mal ( acotó D)

- Evidentemente no se relajó totalmente. Cuando llegue a la otra etapa…( haciendo ademán de detenernos)

- Te aseguro que no llego ni a casa si sigo acá. Me quiero ir ya ( intervení)

- Creeme...Te vas a sentir mejor ( quería convencerme con buena intención, sin duda)

- A menos que tengas un nebulizador a mano no creo que puedas hacerme sentir mejor ( le contesté con la misma suavidad)

Nos fuimos, tomamos un taxi y llegué a casa boqueando como un pez.
Mi amiga se sentía culpable por haberme llevado pero le aclaré con la máscara del nebulizador puesta que eso probablemente era buenísimo pero no para AHORA en mi vida.

Antes de irse, le pregunté:

- Somos dos marcianas, no?

- No, somos dos ignorantes que ni siquiera saben que significa estroboscópica

- Es que mi centro anda perdido D

- No Vir, tu centro es la eternidad y la luz viene de adentro tuyo

Esa es D, que siempre dice cosas lindas y que no acepta que mi centro parece haberse ido de vacaciones a un lugar muy lejano por lo que tarda en volver…
Que me lleva a lugares cerrados donde me tengo que sentar en el suelo.
Con quien busco enemigos en la memoria sin encontrarlos (cosa preocupante)
La que mira fijo junto conmigo una luz que casi nos deja ciegas y que cree que irradio (capaz que radiación, quién sabe) , que solo quiere ayudar y se equivoca pero le pone onda.
Ella es mi estroboscópica.
La luz que uno querría tener en un naufragio, para ser vista y rescatada.
Es máquina y motor.
Mi amiga.


Por eso la quiero