Solo estadísticas...

Drama familiar en Recoleta: un matrimonio muerto y un policía herido
La mujer llegó junto a dos efectivos a Arenales al 1500 con una orden judicial para retirar sus pertenencias. Al llegar, se encontraron con el hombre exaltado que atacó a la mujer. Uno de los policías se interpuso y fue apuñalado en el abdomen. La mujer murió degollada. El agresor luego se quitó la vida. *



Era una mañana más para los vecinos de Recoleta que iban a sus trabajos bajo un cielo plomizo en Buenos Aires.
Era una mañana más para todos menos para D.
Hacía dos días que esperaba que ella regresara y comprendiera todo.
Que olvidara lo pasado. Que lo entendiera...
Quería que volviera y empezar de nuevo.
Pero esta vez todo parecía diferente.
Lo notó en la decisión de ella cuando se fue con lo puesto y las nenas de la mano a casa de un pariente pidiendo asilo.
Lo notó cuando no contestó ninguno de los mensajes que le mandó por celular.
Lo notó en sus ojos cuando se fue y dijo que no iba a volver...
Y ahora tenía que esperar... Y con la espera crecía la bronca de saberla decidida a abandonarlo.

Era una mañana más para los vecinos de Recoleta que iban a sus trabajos bajo un cielo plomizo en Buenos Aires.
Era una mañana más para todos menos para S.
Hacía dos días que lo había abandonado y estaba decidida a no derramar una sola lágrima más por él.
Esta vez era distinto. Esta vez algo dentro suyo dijo basta a los golpes, al maltrato, al miedo...
Decidida enfiló para la 17 dispuesta a hacer una denuncia, convencida por primera vez en mucho tiempo a pedir ayuda.
Revisó mecánicamente la cantidad de llamadas perdidas y los mensajes de texto, por momentos amenazantes, por momentos suplicantes, que él le había dejado en el celular. No los borró. Los necesitaba para recordarse por qué lo abandonaba y por que estaba denunciándolo.
Ya no le creía nada, las promesas estaban sepultadas bajo el recuerdo de cada uno de sus golpes.
Ahora necesitaba ayuda y la estaba pidiendo.
Ya no iba a dar marcha atrás.

Era una mañana más para los dos policías de la 17 que acompañaron a una mujer a retirar su ropa y sus cosas de la casa de su pareja.
Llegaron al edificio de Arenales al 1500 y la mujer les pidió que la acompañaran.
Podían intuir su miedo así como podían ver los moretones de su cuerpo donde la ropa no la cubría.
Al principio pudieron ver la sorpresa del marido cuando la vió llegar acompañada de la policía.
Luego se dieron cuenta que la desilusión y la bronca lo invadían.
Pero pensaron que era solo eso... Bronca y nada más.
La vieron entrar a la casa con la cabeza baja y el miedo en los ojos.
La vieron apurada por dejar esa casa y esa vida.
Uno decidió acompañarla porque le dió lástima.
El otro se quedó esperando en el pasillo.
Ninguno esperaba esa mano que la tomó por la espalda y la sujetó en un segundo.
El cuchillo afilado la degolló en un instante.
El policía reaccionó con un grito e intentó desenfundar su pistola.
No lo logró... El mismo cuchillo manchado con sangre se le incrustó en el cuerpo.
Una patada derribó la puerta entreabierta y el otro efectivo descargó tres veces en el cuerpo del asesino. Dos tiros dieron en el blanco pero aún así, D. tuvo necesidad de más sangre y se cortó su propio cuello.


Una simple mañana en Recoleta bajo un cielo plomizo.
Un 22 de febrero de 2010 manchado con sangre.
Un nuevo número para las estadísticas.




* fuente diario La Nación