Sapo de otro pozo

Ultimamente mi mala memoria se está convirtiendo en un serio problema...
Cuando mi marido me pidió que lo acompañara al velorio del padre de una vieja amiga dije que si, olvidando que hace unos años había estado en la casa de esta mujer y no la había pasado muy bien.
Apenas llegamos advertí que no estábamos en una cochería sino en una casa particular que reconocí como aquella en la que había estado tiempo atrás.
Personas con rigurosos y oscuros trajes negros nos hicieron pasar.
Al entrar no pude dejar de notar unas risas y un ambiente casi festivo. Nos dirigimos a la cocina de donde venían las voces que escuchamos y nos encontramos con una mesa rodeada de mujeres departiendo alegremente.
En un principio me sentí como en una película americana y pensé que tal vez se estaba emulando el tema de la comida y bebida en el momento de despedirse del familiar.
Pero no.
Estaban comiendo nomás.
Y... Parecía un cumpleaños...
Apenas nos acercamos, la hija del finado, es decir, la dueña de casa, se levantó y agradeció nuestra presencia y abrazó cariñosamente a mi marido mientras lo presentaba al resto de las mujeres en torno a la mesa. Con respecto a mi, un florero hubiera sido más tenido en cuenta.
A pesar que en cada saludo mi marido decía haciendo un gesto hacia mi,

- Virginia, mi mujer...

Nadie parecía notarme.
Pasamos al living, donde la gente se iba acomodando apenas llegaba.
Todos departían amablemente entre si, charlando sobre el futuro casamiento de alguien que no conozco o sobre lo terrible que estaba el tema seguridad, sobre el drama de las ocupaciones ilegales y demás. Y lo más interesante de todo es que nadie parecía escuchar al otro.
Mientras, cada persona que se acercaba saludaba como al pasar sin perder demasiado tiempo en registrar ni mi nombre ni mi presencia.
Mi marido preguntó a su amiga:

- ¿Cómo fue? ¿Estaba enfermo?
- No, cosas de la edad, viste... Amaneció medio hinchado nos contó la enfermera pero se fue refeliz, muy contento. Está arriba, en el cuarto, en un rato lo bajan. LLegó la maquilladora... Ah no, Acomodadora le dicen ahora jajaj. Bueno, todo fantástico.

¿Todo fantástico? Por mi propia historia de pérdidas y grandes dolores, me resultaba incomprensible esta suerte de liviandad que notaba en todo lo que se decía y en el entorno en si.
Le susurré a mi marido,

- En el reparto de cerebros...¿ésta gente perdió el número?
- Shhh. Es una forma de descomprimir. Ubicate por favor.

No dije más y me limité a observar sin meter bocadillo alguno.
Pocos minutos después entró la esposa del muerto y se abrazó con cariño a mi media naranja. La hija, es decir, la dueña de casa ninguneadora, se levantó y en voz alta dijo:

- ¿Te acordás de él? El marido de ( acá léase nombre de la ex de mi marido). Un divino en haber venido hasta acá.

La esposa del finado me miró como buscando una cara conocida que obviamente no encontró y pasó de largo sin siquiera decir hola.
Pensé...¿Habré escuchado mal? ¿Presentó a mi marido como el esposo de la primer mujer que tuvo cuando hace más de 10 años que estamos juntos?
Mi confirmación a lo bien que funciona mi sentido del oído vino segundos más tarde cuando se sentó frente a mi marido y tomándole la mano le preguntó:

- ¿Cómo anda ( acá léase otra vez nombre de la ex de mi marido)? ¿Los chicos? ¿Vos y tus cosas?

Evidentemente, yo era invisible.
Miré a mi marido y dije:

- ¿Vamos?

Mi tono fue lo suficientemente perentorio como para que se levantara prestamente y saludara más rápido aún.
En mi caso musité un simple chau y me dirigí a la puerta.
La dueña de casa ninguneadora se acercó para decir:

- Gracias por venir. Llamame de vez en cuando. Fue muy lindo verte...

Usando el singular, claro... Aunque éramos dos los que nos íbamos.
Mientras caminábamos hacia el auto le comenté a mi querido esposo...

- Es la última vez que vengo a un lugar así...
- No entiendo por qué te ponés así Bichi, es la forma que tienen de expresar su dolor..
- Perdoname querido... Se parecía más a una reunión de amigos que a un velorio. Aparte... Hace más de diez años que estamos juntos, llevamos 9 de casados... ¿Qué le pasa a ésta gente que es tan superficial y se queda en el pasado? Me ignoraron olímpicamente...
- No entiendo por qué te sentís así. Debe ser que estás cansada y eso afecta tu percepción... No me vas a venir ahora con un tema de autoestima. Después de todo... No es para tanto.
- Como digas...

Mientras volvíamos a casa, en silencio, pensé que si hay una próxima reunión, entierro, cumpleaños, reencuentro de amigos u otro velorio informal y mi memoria vuelve a fallar y voy... Debo tener en cuenta:

- Llevar las libretas de casamiento por civil y por iglesia colgadas como lindísimos y coloridos aros

- Tararear apenas llego la marcha nupcial

- Ponerme vestido de novia

- Decir siempre: plata en vez de dinero, colorado en vez de rojo, escritorio en vez de oficina, intercalar algún sorry gordi en cualquier conversación y terminar cada una de mis frases con un ¿viste?

Porque sin preparación...
No me agarran más, ¿viste?