domingo, 17 de abril de 2011
S.O.S.
Estuvo raro toda la semana mostrando el franco deterioro de la edad.
Lo noté apagado y falto de vida.
Me preocupó, fundamentalmente, su constante pedido de agua así como su necesidad permanente de producir sonidos extraños que lucían como inquietantes llamados de atención.
El viernes, sin decir mucho, se descompuso.
Se negó a seguir adelante.
Como siempre sucede en estos casos, mi celular se negó a funcionar por falta de crédito y tuve que salir a los apurones a pedir auxilio a viva voz.
La ayuda llegó e intentaron reanimarlo... Pero no hubo caso.
Lo trasladaron con urgencia y lo revisaron por todos lados buscando volverlo a la vida mientras yo me debatía entre la bronca y una cada vez más creciente angustia que amenazaba desbordar mi pecho.
Lo subieron, lo bajaron, lo dieron vuelta y lo examinaron a fondo buscando la raíz del problema.
No hubo reacción.
Nada.
Ni un sonido.
Sigue en estado de coma prolongado en constante observación.
Lo extrañé todo el fin de semana, me hizo falta...
A pesar del franco deterioro de la edad y de nuestra relación, lo necesito y no estoy dispuesta a perderlo.
Mañana voy a tratar de buscar nuevos especialistas y algún diagnóstico.
No voy a permitir que me abandone ni voy a bajar los brazos.
Cueste lo que cueste.
Mi auto sigue siendo tan negro, tan viejo y tan gastado por la vida como siempre.
Pero es mi cachivache.
Mio.
Y lo sigo queriendo a pesar de sus achaques...
(Cualquier relación con el matrimonio sigue siendo pura coincidencia)
Imagen Freepic.es
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