viernes, 22 de mayo de 2009

Por aquellos que amé II



Mi abuelo José murió hace ya más de una década dejándome huérfana de tierna calidez y de palabras indicadas en el momento justo.
Era un hombre sencillo con enormes cualidades y pequeñas debilidades que lo hacían más humano ante mis ojos.
Vino de su Galicia natal muy joven, con una mano atrás y otra adelante huyendo de la miseria y dejando atrás una familia empobrecida que ya no podía mantenerlo.
Acá se labró un presente y un futuro a fuerza de trabajo y recibió muchos cachetazos de la vida cuando fue perdiendo de a poco a muchos de los que amaba.
Era el hombre más paciente que conocí y también el más despistado, solía perderse en dos cuadras a la redonda y olvidar sus anteojos en los lugares más inverosímiles.
Amaba los niños, las plantas y la cestería (era un verdadero artista trabajando el mimbre) y aunque era un fabricante de sonidos extraños al tomar una sopa o un café era imposible no sentir ternura por ese viejito de mirada pícara y manos callosas.
Si bien ya no está creo que nunca se fue realmente, que dejó su marca grabada a fuego en mi memoria a través de sus consejos que aún resuenan en mis oídos ( a los chicos no se les pega ni se les grita, hay que tener más paciencia, pensalo dos veces) y a través de acciones que no puedo ni quiero olvidar ( ofreciéndome su tiempo, sus ganas y su ayuda en momentos difíciles que hoy prefiero dejar atrás).
Cuando pienso en él me gusta recordarlo ágil y vivaz entre plantas de frutillas y cada vez que paso cerca del palo borracho que donó a la plaza que está a metros de mi casa lo saludo mentalmente y pienso que una parte de él aún permanece.
Hoy, si hubiera un lugar donde dejarle un mensaje a los que no están, escribiría esto, sólo entre él y yo:
- Nunca te dije cuánto te quería.
Sé que sonreiría.

8 comentarios:

  1. Muchos tenemos entrañables recuerdos de nuestros abuelos, siempre es bueno revivirlos para hacer más humana nuestra diaria cotidianeidad.

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  2. Tu abuelo no necesitaba que se lo dijeras. ¡Ya lo sabía de memoria!!
    Los abuelos nos dejan ese sello grabado a fuego y pasan a vivir dentro de nosotros el resto de nuestras vidas. Nos regalan la sabiduría de sus años, el tiempo que más valoran y los besos y abrazos mejor dedicados. Nos envuelven con un moño todo lo que le hubieran dado a sus hijos si en ese entonces hubieran sabido cómo. Y más... porque somos sus nietos, y una parte de sus hijos, la que temen nunca llegar a disfrutar suficiente. Nosotros somos su regalo y elos el nuestro. Y no se van nunca, ¿no?

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  3. No, nunca se van, se quedan dentro nuestro
    Gracias lilly

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  4. Hermosa publicación, hay que revindicar a los abuelos y el hermoso legado de esas épocas de sacrificio, amor, reales carencias y valor, transformados en profunda calidez y sabiduria. besos

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  5. Vir: Tus escrituras me llevaron al mas grato recuerdo de mis abuelos, cariñosos, bondadosos y sobre todo buena gente. No encuentro manera de agradecerte tanta emocion y alegria al recordarlos. Se nota en esa eterna adolecente hay una gran persona. Besos

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  6. http://www.youtube.com/watch?v=YNF6zH3pjDU
    Para vos, tu abuelo y tu abuela!!!

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  7. Mientras haya gente queriéndolo como tú siempre seguirá vivo.
    Abrazos.

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  8. muchísimas gracias por tus palabras. también lo creo así. un abrazo para vos también

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